Más allá de los aprendizajes básicos


Alejandro Álvarez Gallego
Rector
Universidad Pedagógica Nacional


Columna publicada

Abril 1º de 2023

 

Más allá de los aprendizajes básicos

El pasado 22 y 23 de marzo se reunieron en Bogotá, a instancias del Ministerio de Educación, representantes del Banco Mundial, UNICEF, UNESCO, USAID, el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Mancomunidad de Naciones del Reino Unido (FCDO), la Fundación Bill y Melinda Gates, el BID, El Diálogo Interamericano y la Secretaría de Educación de Bogotá; dichas entidades vienen liderando una iniciativa por el compromiso para la acción sobre los aprendizajes básicos, que busca “acordar medidas concretas para garantizar que todos los niños, niñas y adolescentes, especialmente los que están en situación de vulnerabilidad, desarrollen los aprendizajes básicos (lectura, escritura, matemáticas y competencias socioemocionales)”.

La iniciativa parte de un diagnóstico alarmante que se expresa en declaraciones como estas:

    • “En América Latina y el Caribe estamos viviendo una crisis educacional sin precedentes que tendrá repercusiones enormes y duraderas para toda la sociedad”.
    • “Las pérdidas educativas en nuestros países representan una verdadera catástrofe, (…) más del 50% de los jóvenes de 15 años no entienden lo que leen y alrededor del 60 % no tienen conocimientos básicos de matemáticas.  (…) por el efecto de la pandemia, se proyecta que 4 de cada 5 niños y niñas no sabrán leer un texto sencillo”.
    • “Si los gobiernos de la región no toman medidas urgentes para recuperar lo perdido y asegurar los fundamentos básicos del aprendizaje, millones de niños, niñas y adolescentes están en riesgo de abandonar la escuela, especialmente aquellos de las comunidades indígenas y afrodescendientes”.

Que tantos organismos internacionales estén preocupados por esta situación es loable, sin duda; y esperamos que su encuentro se traduzca en voluntad y recursos para que la educación se ponga en el centro de las políticas de Estado, como lo hemos dicho reiteradamente. Sin embargo, hace falta reconocer y resolver varios asuntos que estos organismos no suelen tener en cuenta.

En primer lugar, esta crisis es estructural y la pandemia apenas la hizo visible, además de agravarla. Si es estructural, es porque algo se ha hecho mal en el pasado, y estos mismos organismos internacionales tendrían que asumir sus responsabilidades en las orientaciones de política pública, que los gobiernos de América Latina, unos más que otros, han seguido fielmente.

En segundo lugar, en las discusiones planteadas se hace énfasis en los aprendizajes, y se centra el debate en el lenguaje y las matemáticas, dos aspectos fundamentales de la formación, pero si dejan por fuera los demás, el derecho a la educación no se garantizará plenamente. Además, el aprendizaje para ellos es el que se mide en las pruebas censales, y la formación supone muchas otras dimensiones que dichas pruebas no registran.

Finalmente, se reconoce que la población debe escolarizarse si se quiere atender esta “emergencia”; lo cual supone, entre otras cosas, atender con políticas de Estado la pobreza y las limitaciones de infraestructura, alimentarias y culturales, que viven las familias constitutivas de las comunidades que rodean la escuela. Es decir, escolarizar no basta, pues ni la escuela ni los maestros van a poder resolver los problemas socioeconómicos, que explican en gran parte las dificultades de aprendizaje, puesto en sus términos.

Debemos rodear la escuela, esto exige crear condiciones para que el trabajo de los maestros y maestras sea realmente productivo, lo cual trae consigo garantizarles la salud, el salario y condiciones de vida dignas, asimismo su seguridad, lo cual está reconocido en todas las políticas internacionales y nacionales, pero no se avanza. Ahora bien, no podemos esperar salir de la pobreza para ofrecerle a nuestros niños y niñas y a la población de jóvenes y adultos, con bajo nivel de escolaridad, una educación digna y cualificada. Desde la pedagogía podemos hacer muchas cosas para ir superando este atraso, pero hay que pensarlas con quienes saben de eso.

Está bien que una campaña como esta, con sus efectos esperables en ayuda económica, busque rescatar la escuela, pero para ello hay que reconocer que en Colombia existen cientos de colectivos y redes de maestros, ONG, sindicatos, instituciones de educación superior y organizaciones sociales que vienen impulsando, desde antes de la pandemia, un movimiento pedagógico por la renovación y la autonomía de la escuela. Si no se reconoce, sus buenas intenciones y los millones de dólares que inviertan, se quedaran en el camino, sin producir los efectos esperados, pues los diseños instruccionales que proponen y los técnicos que lleguen, se estrellarán con realidades que desconocen; esto pasa desde hace varias décadas.

En el Ministerio de Educación vienen cambiando las personas que asumen los cargos de alto nivel. Las razones políticas que se hayan tenido para ello, no vamos a comentarlas ahora. Lo importante es que nos urge ganar tiempo para que el gobierno del cambio defina con claridad el norte de las reformas educativas que va a impulsar.

Nuestro llamado es a convocar a un movimiento amplio de instituciones y organizaciones, con una gran base social, a concertar un plan de acción que centre las políticas y deje trazada una hoja de ruta para que el proceso vaya avanzando hacia unas políticas de Estado de hondo calado renovador. Invitamos a la nueva ministra de Educación a que trabajemos juntos para rodear la escuela e impulsar un gran movimiento pedagógico por su renovación y su cualificación estructural. Como ya lo hemos expresado en esta misma columna, la Universidad Pedagógica Nacional está dispuesta a acompañar iniciativas como estas, y lo ha venido haciendo con responsabilidad en estos meses, atendiendo el llamado que nos está haciendo el Ministerio de Educación a acompañar proyectos interesantes que esperamos se mantengan y se amplíen, no para monopolizar recursos, como sucedía en el pasado con otras organizaciones, sino para ayudar a una gran convocatoria nacional por el fortalecimiento, la renovación y la autonomía de la escuela.

Leer columnas anteriores